Una corriente eléctrica recorrió el cuerpo de la joven y atravesó el suyo, chisporroteó a través de la punta de sus dedos y circuló a toda velocidad por su torrente sanguíneo. Todos los músculos de su cuerpo se contrajeron. Cauteloso, dio un único paso hacia atrás. Sin embargo, sintió cómo el cambio crecía en él, cómo amenazaba con dominarlo a pesar de los cansado que estaba. Se inclinó sobre ella y le pegó los labios al oído.
- No cometas el error de despertar mis emociones – le susurró, apenas audible con el fuerte golpeteo de la lluvia sobre el tejado y el aullido del ciento en las ventanas.
Era la única advertencia que le haría