martes, 30 de noviembre de 2010

Nieve

¿Quién soy? ¿Y cómo terminará esta historia?
Acaba de amanecer, y estoy sentado junto a una ventana empañada por el aliento de toda una vida. Esta mañana soy un auténtico espectáculo: dos camisas, unos pantalones de paño de abrigo, una bufanda enrollada dos veces alrededor del cuello y metida dentro de un suéter grueso que me tejió mi hija para mi cumpleaños, hace ya tres décadas. El termostato de la calefacción está al máximo y he puesto una pequeña estufa a mi espalda. Silba, ruge y escupe aire caliente como el dragón de un cuento, y sin embargo mi cuerpo tiembla con un frío que no desaparecerá nunca, un frío que ha tardado ochenta años en gestarse. Ochenta años, pienso a veces, y aunque llevo mi edad con resignación, no puedo creer que no haya conducido un coche desde los tiempos en que George Bush era presidente. Me pregunto si a toda la gente de mi edad le pasará lo mismo.

- The notebook -

Hell

Siguen las noches de café o coca-cola y trasnochar. Esto terminara acabando conmigo.
El día de momento tiene 24 horas, no 36 como se deben de pensar algunas personas. Claro como vosotras solo trabajais de mañana, y por la tarde no teneis más que hacer, os pensais que nosotros no tenemos vida social después ¿no? Pues estaís equivocadas, la tenemos. Y somos humanos, no robots. Maldira sea.
Aunque a este paso nos acabaremos convirtiendo en ello.
Ya no hay una meta. No sé si lo correcto es decir que se quedó atrás, o que simplemente el lazo atado a esos dos posters desapareció.
Tampoco hay  fuerzas necesarias para coger un libro y acabarlo. No, ahora. Además tengo cuatro empezados y ninguno acabado. Ni si quiera asoma la curiosidad de saber si el final es de "comieron perdices y vivieron felices" o de invetigar con Sherlock y Watson.....
El sonido de esas frías teclas blancas y negras, titila en mi cabeza. Eso y no dejar escucharlo, ya que también me tranquiliza. Es lo único que sustenta las ganas de poder posar las yemas de mis dedos suavemente sobre ellas, y poder tocar cualquier melodía.
Que giro dan las cosas, ¿verdad? La putada va a ser que haré, si tan solo soy una mocosa y un puto desastre perdido. Bah, aquí, allá que más da si nadie se dara cuenta.


Qué puto frío hace, joder. Y encima esta nevando. Qué ganas tengo yo mañana de ir a un examen con nieve de por medio ¡yupi! si doy saltos de alegría.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Te de furereba kitto kieteshimau kara kono mama de.

Cuatro y veinticinco de la mañana de un 21 de noviembre. Y aquí estoy con mis amigos los fosfolípidos.

Incluso las ganas de piano empiezan a desaparecer. Esto es malo. Muy malo. Si las pierdo completamente, estaré totalmente perdida.



viernes, 19 de noviembre de 2010

Destrucción

Primero las normas están para cumplirlas. No sólo alumnos sí y profesores no. Pero claro a ti te suena el móvil en clase y no pasa nada, nosotros nos jodemos que si nos lo veis aunque sea en el bolsillo del pantalón sin él nos quedamos.
¿Y qué pasa con los tirantes? Nosotras no podemos porque provocamos ¿y tú si? A no espera, que si provocaras y vinieras follada estarías menos amargada.
Y tercero, mucho filosofar y hablar del respeto y de la educación, pero eres la primera a la que le resbala. Nosotros no te hemos faltado el respeto en ningún momento. Y si no entendemos algo, nos lo explicas que para ello te pagan. Y si no te gusta tu trabajo, búscate otro. Pero no te voy a permitir, que nos llames, o por lo menos me llames, niñata, mocosa o inmadura. No sabes nada, repito absolutamente nada de mi. Y si vas a hacer lo que te salga del moño me quedo en casa, que no tengo porque aguantarte tres horas a la semana.


Y luego, por otra parte, ¿a quién le resulta más fácil hablar de política que de una diferencia de clases sociales? Posiblemente a nadie y más si le añadimos el hecho de hacerlo en inglés.
Bien, pues una simple opinión desemboca todo un volcán. Me encanta la gente que dice que es mejor decir lo que uno piensa, decirlo ella y luego no aceptar opiniones ajenas. Espera, que eso no es lo mejor, y es que mira que no hay formas y formas de decir las cosas, pues ella lo hace de la peor forma y es que lo hace a malas. Pero no, ella no acepta una opinión de buenas maneras. Ahora resulta que es mejor callarse.


Haz segundo de bachillerato para esto.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Loss.

Por primera vez en siglos, mi habitación está en silencio. Solo se oye el ruido del viento golpeando la ventana y las teclas bajo mis dedos.
Mi yo brilla por su ausencia. Y mi no-yo se caracteriza por su ironía, frialdad e irascibilidad. Espero que desaparezca pronto, porque no me reconozco.
He perdido las ganas de todo. Incluso de leer. Qué genialidad, porque tengo que leerme Tristana de Benito Pérez Galdós para el viernes y no he empezado. Aunque bueno, nunca me gusto leer por obligación.
Odio las palabras selectividad y universidad tanto o más que una noche sin luna, noviembre o no entender las cosas (véase no tener subtítulos). No sé si ire a ella y tampoco sé si haré selectividad ¿os podeis centrar en dar la maldita materia, y no repetir selectividad o universidad seis veces en cada tres palabras que decis?
Me queda todo demasiado grande, porque se me escapan demasiadas cosas de las manos.
Y una vez más, vuelvo a divagar......si es que no tengo solución.








Van fracasando los intentos,
dejas de creer en cuentos.

martes, 2 de noviembre de 2010

Afraid of.

—¿Conoce usted esos días en los que se ve todo de color rojo?
—¿Color rojo? querrá decir negro.
—No, se puede tener un dia negro porque una engorda o porque ha llovido demasiado, estás triste y nada más. Pero los días rojos son terribles, de repente
se tiene miedo y no se sabe por qué.