¿Quién soy? ¿Y cómo terminará esta historia?
Acaba de amanecer, y estoy sentado junto a una ventana empañada por el aliento de toda una vida. Esta mañana soy un auténtico espectáculo: dos camisas, unos pantalones de paño de abrigo, una bufanda enrollada dos veces alrededor del cuello y metida dentro de un suéter grueso que me tejió mi hija para mi cumpleaños, hace ya tres décadas. El termostato de la calefacción está al máximo y he puesto una pequeña estufa a mi espalda. Silba, ruge y escupe aire caliente como el dragón de un cuento, y sin embargo mi cuerpo tiembla con un frío que no desaparecerá nunca, un frío que ha tardado ochenta años en gestarse. Ochenta años, pienso a veces, y aunque llevo mi edad con resignación, no puedo creer que no haya conducido un coche desde los tiempos en que George Bush era presidente. Me pregunto si a toda la gente de mi edad le pasará lo mismo.
Acaba de amanecer, y estoy sentado junto a una ventana empañada por el aliento de toda una vida. Esta mañana soy un auténtico espectáculo: dos camisas, unos pantalones de paño de abrigo, una bufanda enrollada dos veces alrededor del cuello y metida dentro de un suéter grueso que me tejió mi hija para mi cumpleaños, hace ya tres décadas. El termostato de la calefacción está al máximo y he puesto una pequeña estufa a mi espalda. Silba, ruge y escupe aire caliente como el dragón de un cuento, y sin embargo mi cuerpo tiembla con un frío que no desaparecerá nunca, un frío que ha tardado ochenta años en gestarse. Ochenta años, pienso a veces, y aunque llevo mi edad con resignación, no puedo creer que no haya conducido un coche desde los tiempos en que George Bush era presidente. Me pregunto si a toda la gente de mi edad le pasará lo mismo.
- The notebook -